Ciencia en clave de humor: The Big Van Theory “Es necesario comunicarse de tú a tú con la sociedad”
Eduardo Sáenz de Cabezón tiene 42 años, estudió teología y matemática. Es docente universitario e investigador en la Universidad de La Rioja España y es una celebridad en el universo de la divulgación científica. Junto con once colegas de distintas ramas de la ciencia crearon The Big Van Theory llevando por universidades, teatros, bares y museos un espectáculo de monólogos con el propósito fundamental de acercar la ciencia a la gente. Este fin de semana se presenta en Buenos Aires en el TEDxRíodelaPlata Educación.
Por Laura Cukierman
¿Cómo nace la idea The Bing Van Theory?
La idea de The Big Van Theory nace del concurso de monólogos científicos FAmeLab. Este concurso, de origen británico, se realizó por primera vez en España en 2013, y los que nos clasificamos para la semifinal (12 personas) decidimos formar el grupo. Cuando vimos que nos gustaba el formato del monólogo científico, que a la gente le gustaba, y que nos gustábamos entre nosotros, decidimos lanzarnos y formar el grupo. Fue nuestra mejor idea en mucho tiempo.
¿Por qué usar el humor como herramienta de divulgación?
Creemos que la divulgación y la transmisión de conocimientos tienen múltiples vehículos, y que la emoción y los sentimientos son un vehículo privilegiado. El humor es una manera de emplear esa emoción para la transmisión de conocimientos, para la comunicación. Es un lenguaje directo, cercano, y que atrae la atención, así que pensamos que es una forma, junto a tantas otras, de transmitir la ciencia, o al menos, de despertar el interés por la ciencia.
Ustedes hacen reír y mucho, ¿es todo un desafío para un científico?
Claro, hacer reír es un desafío para cualquiera, porque es una forma de conectar, de provocar simpatía, de comunicar. Nosotros no estamos permanentemente centrados en provocar la risa, algunas de nuestras actuaciones son más narrativas, más de entretenimiento que de humor… pero siempre lo tenemos en mente y desde luego es un reto pero nos encanta.
Rompen con el estereotipo que tiene la sociedad del científico ¿Eso generó algún conflicto en otras áreas de trabajo? ¿Cómo reciben sus pares esta forma de divulgación?
Cada vez más la divulgación va adquiriendo relevancia en el mundo científico, no solo a través de sus agentes, los científicos, sino de las instituciones que financian y diseñan las políticas científicas. Cada vez los científicos tenemos más claro que es necesario comunicarse de tú a tú con la sociedad, y por tanto la diversidad de formas de comunicación es bienvenida. Recibimos una valoración muy positiva de nuestros pares, con ciertas reticencias a veces, es verdad, pero por lo general la acogida es muy buena.
¿Y cómo conviven estas dos facetas del trabajo solitario en el laboratorio y salir de gira y pararse frente al público?
Son dos formas diferentes de disfrutar de nuestro trabajo y de lo que somos. Somos científicos y nos encanta hablar sobre ciencia, así que la convivencia de esas dos facetas es bastante natural, y se alimentan una a otra. Nuestra investigación nos proporciona el contenido, aquello que vivimos y queremos transmitir. Nuestras presentaciones ante el público nos motivan y nos hacen buscar formas de explicar más claramente aquello que hacemos, y nos permite evaluar de alguna forma lo que la sociedad nos requiere.
¿Cómo nacen las ideas para los monólogos? ¿Qué tiene que tener un buen monologo científico?
Nacen de nuestra labor científica, de nuestra curiosidad, de estar atentos a la imbricación de la ciencia y la vida, intereses y sueños de todo el mundo, aunque no tenga una formación científica. Y esos son los ingredientes de un buen monólogo científico: un contenido correcto, relevante, riguroso, interesante. Una forma de exposición clara, que enseñe, que interese. Y una puesta en escena atractiva, que enganche en directo con quien te escucha.
¿Qué es lo que más te ha sorprendido del público? ¿Crees que se acercan más a la ciencia a partir de ver lo que ustedes hacen?
Nos sorprende la respuesta tan entusiasta, estamos encantados con eso. Vivimos el interés de la gente de una forma muy directa, muy sencilla. Y creemos que sí, que somos de alguna manera cauce entre ese interés latente por los temas científicos y la activación de la búsqueda de más información, de más conocimiento. Nuestra intención es ser puente hacia la divulgación más tradicional e incluso hacia los estudios de ciencia. Y sí, sí que lo vamos consiguiendo.
¿Cuán importante es la divulgación para la ciencia?
Muy importante. Yo diría obligatoria, porque la ciencia es parte de la sociedad y de la cultura, y por tanto ha de comunicarse también. La ciencia tiene muchas caras y es un deber de los científicos y un derecho de la sociedad que esas caras se presenten ante todos, para enriquecer a la comunidad y también para percibir sus intereses y lo que la comunidad demanda de los científicos.
¿Cómo es la situación actual de la ciencia en España con tanto recorte?
Es una situación triste en la que los recorta no son sino un síntoma y a la vez una consecuencia de un desinterés político y social por la ciencia. No es una cuestión solo política, muchas veces la política es reflejo del orden de prioridades de la sociedad, y quizá la ciencia en España no ocupa el lugar que debiera en el orden de prioridades de los ciudadanos y sus demandas. Esa es una situación que intentamos, en lo que está a nuestro alcance, revertir.
¿Por qué decidiste hacerte científico?
No sé si identifico un momento de iluminación en el que decidí hacerme científico. Pero sí que en ese camino hacia la ciencia un palpe fundamental lo ocuparon mis dos profesores de matemáticas en el instituto de secundaria: Emilio Fernández y Manuel Benito. Ellos me mostraron lo apasionantes que son las matemáticas. Y hoy sigo muy agradecido por haberme introducido en ésta que es también mi pasión.