miércoles, 06 de diciembre de 2023
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Tecnología para tratar la sordera

Investigadores del CONICET y la Universidad Nacional del Sur trabajan en el desarrollo de una nanoplataforma magnética para el tratamiento de la pérdida auditiva, una problemática que va en aumento a nivel mundial. El objetivo final es diseñar un método más eficaz y específico que los que existen actualmente.

Por Nadia Luna

 

 

 

Agencia TSS – La pérdida auditiva es un problema que actualmente afecta al 5% de la población mundial y que va en aumento. Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), para el año 2050 ese porcentaje ascenderá al 25%, es decir, una de cada cuatro personas tendrá algún grado de pérdida auditiva. En la Argentina, en tanto, la pérdida auditiva constituye el 18% de las discapacidades relevadas en el país.

Las causas son variadas pero una de las que más preocupan a las y los expertos es la exposición constante de jóvenes a ruidos fuertes en contextos recreativos y por el uso de auriculares. Las terapias actuales para la pérdida auditiva son poco eficaces ya que es difícil lograr que la acción de un fármaco llegue al lugar específico a tratar (el oído interno) por ser de difícil acceso.

A partir de esta problemática, investigadores del Instituto de Investigaciones Bioquímicas de Bahía Blanca (INIBIBB) y del Instituto de Química del Sur (INQUISUR), pertenecientes al CONICET y la Universidad Nacional del Sur (UNS), trabajan en el desarrollo de una nanoplataforma magnética para el diagnóstico, tratamiento y monitoreo de la pérdida auditiva. El proyecto, que se encuentra en la etapa inicial de ensayos in vitro y en animales, busca diseñar un método más eficaz que los que existen actualmente, basándose en el uso de nanotecnología.

“Algunas opciones que se utilizan son la colocación de audífonos externos o de implantes cocleares, que son un poco más eficientes porque el dispositivo se inserta dentro de la cóclea, pero no a todo el mundo le funciona esto. Las terapias farmacológicas son poco eficientes ya que hay varias barreras que impiden que una molécula de droga llegue hasta las células auditivas y termina perdiéndose en la circulación sistémica”, le dijo a TSS la doctora en Biología María Julia Martín, investigadora del CONICET en el INIBIBB e integrante del proyecto.

 

Esquema de tratamiento de pérdida auditiva mediante uso de nanopartículas magnéticas

En el proyecto trabajan en conjunto integrantes del Instituto de Investigaciones Bioquímicas de Bahía Blanca (INIBIBB) y del Instituto de Química del Sur (INQUISUR), pertenecientes al CONICET y a la Universidad Nacional del Sur (UNS).

 

El proyecto consiste en desarrollar nanopartículas magnéticas, que son esferas muy pequeñas que pueden ser direccionadas con un campo magnético de forma más específica hacia donde se quiere enviar el agente terapéutico. Esto se realizaría desde afuera de la cabeza hacia el interior de la cóclea, empleando imanes en forma no invasiva. Además, los investigadores buscarán combinar las nanopartículas de magnetita con compuestos antioxidantes para reforzar la terapia y le adosarán una droga anti-inflamatoria.

Según explica la científica, la optimización del nanosistema está bastante avanzada ya que lo vienen desarrollando desde hace varios años, aunque para otros usos, siempre en etapa de laboratorio. Así, lo han probado como vehículo de administración controlada de drogas de quimioterapia y como agente de contraste en estudios por resonancia magnética. En tanto, los ensayos in vitro y en animales del nanosistema para el tratamiento de la pérdida auditiva están en las etapas iniciales.

“Nuestro objetivo principal es que el día de mañana se pueda implementar a nivel clínico. Un obstáculo que tendremos que atravesar más adelante será poder realizar una fase clínica del proyecto. El país no tiene empresas farmacéuticas que realicen fase clínica de este tipo de productos, así que habrá que buscar financiamiento internacional”, afirma Martín.

Los próximos pasos en el proyecto serán completar los ensayos en animales para evaluar la metodología, ya que tanto las dosis como las distancias dentro de la cabeza varían mucho al trasladarse de un modelo animal al humano. “También vamos a trabajar en el tipo de droga a utilizar y estamos a la búsqueda de un posible socio estratégico para seguir las futuras etapas del proyecto. El objetivo final es poder llegar a la transferencia tecnológica”, finalizó la investigadora.

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