Especialistas de la Red de Biomasa del INTI realizaron el primer ensayo a escala industrial en el país para producir pellets a partir de residuos del sector azucarero. Esta tecnología puede ser una solución energética, ambiental y productiva para el norte argentino.
En el Grupo de Actividades Interdisciplinarias Ambientales de la UTN La Rioja detectaron un grupo de bacterias que destruye las cañerías de distribución de agua de la ciudad. El diagnóstico permitió planear acciones que extiendan su vida útil y evaluar el uso de nuevos materiales para disminuir los cortes de suministro por reparaciones.
Investigadores de la FAUBA las hallaron y clasificaron en la provincia de Misiones. Hasta el presente, eran desconocidas para la ciencia. Su característica más llamativa es que usan aceites florales que sólo obtienen al visitar determinadas plantas tropicales.
El tránsito de maquinaria pesada en lotes anegados y la falta de rotación de cultivos degradan el recurso y ponen en riesgo su capacidad productiva. Técnicos del INTA Oliveros –Santa Fe– brindan estrategias para restaurar su estructura y porosidad en Agroactiva.
La comunidad de la FIUBA celebra el reciente otorgamiento de la distinción de Embajador del Viento, por parte del Global Wind Energy Council, al Sr. Decano de esta Casa de Estudios Prof. Ing. Horacio Salgado, en un evento que se llevará a cabo el próximo 15 de junio, a las 18.00, en la Sala de Reuniones del Consejo Directivo.
En Balcarce –Buenos Aires–, el INTA puso en marcha una unidad demostrativa que busca generar información técnica sobre los procesos ecológicos para disminuir el uso de insumos externos y mejorar la producción, la biodiversidad y la calidad ambiental.
Se trata de la formación coralígena Tegnùe di Chioggia, ubicada en las profundidades del Golfo de Venecia. Del estudio participó una investigadora del CONICET.
Hace 15 años la FAUBA llegó a Daireaux para combatir los efectos del monocultivo en sus suelos frágiles. Ante las demandas de la comunidad, se estableció un modelo de interacción entre municipio, productores y la universidad, que multiplicó iniciativas educativas, culturales y sociales.
En el CENPAT, en Chubut, un grupo de biólogos diseñaron una cámara de deriva para registrar lo que ocurre bajo el agua. La armaron de manera autodidacta y hasta usando chatarra, con el objetivo de obtener un equipo preciso y de bajo costo. El proyecto fue premiado y recibió financiamiento de diversos organismos locales y del exterior.