Por la salud de las ranas
El equipo de Ecotoxicología de la Universidad Nacional del Litoral trabaja hace más de 15 años estudiando el impacto de ambientes cultivados sobre la diversidad de anfibios.
La producción de los cultivos de soja y arroz de la provincia de Santa Fe es de 1,111,937.2 toneladas por año. Para esta escala de producción los productores usan entre 70 y 80 millones de litros de pesticidas. Este año la Organizaciòn Mundial de la Salud reclasifico al herbicida glifosato como cancerígeno.
El equipo de Ecotoxiecología estudia de qué manera las grandes producciones agrícolas impactan sobre el medio ambiente, tanto por la de la destrucción del hábitat de los anfibios al convertir gran cantidad de hectáreas en zonas de cultivos extensivos, como el efecto de la utilización de productos químicos en forma masiva para fumigar las plantaciones de soja y arroz.
Rafael Lajmanovich director del laboratorio de Ecotoxiecología explica que “Los anfibios son un grupo de vertebrados que tienen una piel muy permeable por lo cual los agroquímicos interfieren en todos los mecanismos de su desarrollo enzimáticos o morfológicos”. Como las ranas son controladoras naturales de insectos porque se alimentan de ellos, que desaparezca una especie de anfibio puede producir que un insecto prospere de distinta manera convirtiéndose en plaga. Si ese insecto es transmisor de alguna enfermedad que afecta a los humanos puede haber múltiples consecuencias en la salud de la población.
En los campos de soja y arroz los anfibios están expuestos a los agroquímicos de diversas maneras: “por una parte pueden estar expuestos directamente en el momento de una aplicación, tanto terrestre o tanto aérea. Por otro lado, como los anfibios son grandes consumidores de insectos, los bichos que sobreviven a las fumigaciones pueden tener en su cuerpo cierta dosis de agroquímicos. Las ranas se los comen y de esa manera también se exponen a los agroquímicos.” Plantea Rafael.
El equipo de Ecotoxiecología recolecta en los campos ranas que fueron expuestos a fumigaciones y en su laboratorio, les realizan extracciones de sangre para analizar cómo afectan los agroquímicos la salud de los anfibios. “Hemos detectado daño a nivel del adn; Esto quiere decir que esos animales que uno los ve aparentemente normal, están siendo afectados en su adn y que cuando se reproduzcan las poblaciones siguientes pueden no ser tan saludables como las poblaciones anteriores” , dice Rafael. Esos son los efectos que se llaman a largo plazo y muchas veces desde el puto de vista ecológico son más importantes que un efecto de una mortalidad directa por la aplicación del plaguicida.
Rafael propone que “una posible solución sería en el caso de no querer impactar tanto sobre la fauna silvestre tratar de hacer mayores estudios sobre cuál es la fenología, o sea en qué momento se están reproduciendo las especies para evitar el uso de sustancias químicas peligrosas en esos momentos.” Otro gran desafío sería la búsqueda de nuevos insecticidas que no sean tan agresivos con la biodiversidad.