jueves, 05 de octubre de 2023
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El ARSAT y los satélites que vienen

Luego de la exitosa puesta en órbita del satélite argentino de comunicaciones ARSAT-I, distintas personalidades referentes de la ciencia y la tecnología participaron de un debate para discutir el papel de la industria satelital y el proyecto a largo plazo para lograr la independencia tecnológica nacional.

El Instituto de Investigaciones Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires organizó un debate bajo el lema: “Satélite industria argentina. Ciencia, tecnología y desarrollo” en el que disertaron representantes del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (MINCyT), de la compañía AR-SAT y de la Universidad Nacional de San Martin (UNSAM). Los participantes describieron el origen y desarrollo del recientemente puesto en órbita ARSAT-I pero también la manera para que esta tecnología pueda volcarse sobre otros ámbitos productivos, con el objetivo de contribuir al desarrollo nacional y regional para alcanzar la independencia tecnológica.

Participaron del evento por parte de AR-SAT su presidente, Matías Bianchi, su vice, Guillermo Russ y su responsable de Calidad, Proceso y Seguridad, Hugo Nahuys. Jorge Luis Aliaga asesor de la cartera de Ciencia y Tecnología, Diego Hurtado, director del Centro de Estudios de Historia de la Ciencia y la Técnica de la Universidad Nacional de San Martin. Bianchi hizo un repaso por la historia de su organismo, el cual fue creado en 2006, y luego hizo referencia al desarrollo y la construcción del primer satélite nacional.

El Doctor en Física Jorge Aliaga aseguró que existe un amplio campo para el desarrollo de la ingeniería y otras disciplinas básicas en el área satelital. Dio detalles de la posición en la que se encuentra el satélite y los desafíos para su correcto funcionamiento, ya que la cara que da al sol se encuentra a 150ºC mientras que la otra sin luz solar se encuentra a 170ºC bajo cero. “En el medio hay una computadora y equipos de transmisión que generan calor. Uno no puede poner un ventiladorcito como el de la computadora para que enfríe, porque no hay aire. Todos estos son problemas que tiene que resolver la física”, comentó Aliaga.

La decisión de AR-SAT fue la de armar un satélite seguro y confiable, sin grandes riesgos ni innovaciones, aseguró el físico, ya que era el primero y no podía fallar. Señaló que la idea es introducir desarrollos más avanzados en los próximos, como por ejemplo, cambiar la propulsión química por una eléctrica para disminuir el peso del satélite y poder llevar más equipos electrónicos.

Satélite en construcción.

Los comienzos de la era satelital argentina

Por su parte, el ingeniero Hugo Nahuys viajó a Francia en la década del ´90 junto a otros 12 ingenieros electrónicos para capacitarse y poder operar el Nahuel I, lanzado en 1997. “Realmente aprendimos mucho a partir de los problemas y fracasos que tuvo Nahuel Sat”, afirmó el responsable de Calidad, Proceso y Seguridad. Pero fue gracias a esta experiencia que pudieron lograr un satélite tecnológicamente confiable y con estándares de calidad internacionales.

Nahuys agregó que el desarrollo de la industria satelital permite el dominio de tecnologías clave que luego quedan como conocimiento para el país. Un ejemplo de ello es el Satélite Argentino de Observación con Microondas (SAOCOM), un desarrollo de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), que será lanzado en 2015 y tendrá como objetivo medir la humedad del suelo en todo el país en tiempo real. Otro de los proyectos es lanzar el ARSAT-II, que cubrirá Sudamérica y gran parte de América del Norte, y finalmente el ARSAT-III que abarcará todo el continente. 

Un marco histórico del desarrollo científico nacional

El físico Diego Hurtado dio como ejemplo al sistema nuclear argentino y lo caracterizó como una política tecnológica exitosa que logró traspasar todos los obstáculos políticos y económicos por los que atravesó el país. “Lo que hay en el plan nuclear es una búsqueda de soberanía tecnológica. En 40 años de desarrollo uno ve un proceso de acumulación incremental de capacidades tecnológicas, enraizamiento con el sector científico universitario, diversificación hacia otros sectores económicos, promoción de pequeñas y medianas empresas proveedoras para conformar una industria nuclear nacional”, aseguró el también historiador y divulgador científico, y agregó que los actores principales del plan espacial y el desarrollo de satélites se desprenden fundamentalmente del sector nuclear.

El plan nuclear fue un proyecto a largo plazo que otros sectores científicos, con muchos logros individuales, no pudieron derivar en la creación de industrias ligadas. La creación del primer reactor caza en América Latina, el “Pulqui”, en los años ´50; la primera computadora en los ´60 y un desarrollo en la microelectrónica en los `70; junto con tres premios Nobel entre 1947 y 1984, hablan de un gran desarrollo científico pero que no alcanzaron a desarrollar capacidades sistémicas.

Según Hurtado, tras 10 años de cambios dinámicos en el sector científico, quedan resolver dos cuestiones: por un lado, lograr una mayor articulación entre las distintas instituciones estatales que están impulsando este proceso; por otro, el surgimiento de una cultura empresarial que acompañe el esfuerzo estatal. La autoridad de la Agencia destacó: “La Argentina está hoy en un umbral, en relación con la capacidad que tiene el Estado (ministerios, universidades públicas, empresas como ARSAT o INVAP) para formular y gestionar políticas públicas de tecnología, al que nuestro país nunca había llegado”.

 

Nota armada en base a: http://nexciencia.exactas.uba.ar/arsat-satelite-industria-desarrollo-ciencia-matias-bianchi-hugo-nahuys-jorge-aliaga-diego-hurtado

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