jueves, 05 de octubre de 2023
Editoriales

CUANDO LA CIENCIA SE SUMERGE EN EL PASADO: MORENO, SAAVEDRA Y LA CULTURA POLÍTICA EN MAYO DE 1810

«Resueltos a la magnánima empresa, que hemos empezado,
nada debe retraernos de su continuación”
Mariano Moreno

Días atrás encontré unas crónicas de época de aquel Mayo de 1810 que me llamaron la atención. Una que refería al protagonismo del pueblo en aquellas jornadas narraba cuando en un momento, Antonio Luis Beruti irrumpió en la sala capitular seguido de algunos “Infernales” y dijo: «Señores del Cabildo: esto ya pasa de juguete; no estamos en circunstancias de que ustedes se burlen de nosotros con sandeces, Si hasta ahora hemos procedido con prudencia, ha sido para evitar desastres y efusión de sangre. El pueblo, en cuyo nombre hablamos, está armado en los cuarteles y una gran parte del vecindario espera en otras partes la voz para venir aquí. ¿Quieren ustedes verlo? Toque la campana y si es que no tiene badajo nosotros tocaremos generala y verán ustedes la cara de ese pueblo, cuya presencia echan de menos. ¡Sí o no! Pronto, señores decirlo ahora mismo, porque no estamos dispuestos a sufrir demoras y engaños; pero, si volvemos con las armas en la mano, no responderemos de nada.” Comenzaba una etapa fundamental de nuestra historia.

Por Ignacio Jawtuschenko

El viernes, entonado con la celebración de la Revolución de Mayo, salí rumbo al Instituto de Historia Argentina y Americana Emilio Ravignani http://institutos.filo.uba.ar/ravignani/ para saber más sobre el trabajo de los historiadores sobre ese momento tan particular de la historia. Mientras tanto, en las calles del centro se montaban stands, y a todo vapor se preparaban luces y sonido para los festejos. Antes de llegar al Instituto, cerca de Plaza de Mayo, me entregaron un cronograma con las actividades para este fin de semana http://www.telam.com.ar/notas/201505/105751-todas-las-actividades-de-la-semana-de-mayo.html.

Me recibió Noemí Goldman doctora en Historia, investigadora del Conicet destacada especialista y profesora de Historia Argentina en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. De la primera parte del siglo XIX, ella estudia la cultura política, aspecto crucial para acercarse a los actores y comprender sus motivaciones. Acerca de eso conversamos.

¿Qué es lo que comienza a aflorar en esos años para que se articulen lo sucesos de mayo?
Hay una nueva concepción que comienza a cristalizarse desde fines del siglo XVIII: El poder absoluto debe tener ciertos límites. Se inicia un reformismo que plantea que monarquías absolutas -como la corona española- deben tomar más en cuenta las inquietudes y necesidades de sus vasallos. Si bien no se trata todavía de una nueva concepción de pueblo, sí se trata de que el rey debe estar más atento a sus súbditos, con lo cual comienza a cuestionarse su absolutismo.

¿Cuándo se da la inflexión respecto a la idea de pueblo?
La transformación se da con la crisis de 1808 cuando Fernando VII cae en cautiverio y surgen los “movimientos juntistas” que buscan que el ejercicio de la soberanía recaiga en el pueblo. Esto ellos lo hacen sin cuestionar la fidelidad al rey. Incluso la Primera Junta de 1810 proclama fidelidad a Fernando VII al mismo tiempo que establece que la soberanía recae en el pueblo, porque ellos consideran que el poder reside en el pueblo y es el pueblo el que decide la forma de constitución política. El problema que se da en mayo de 1810 es que al mismo tiempo que juran fidelidad al rey, deben darse un gobierno propio. Se da una situación ambigua.

Cuando en aquella época hablaban de pueblo, ¿a qué se referían?
En ese momento surgen nuevas dimensiones del concepto de pueblo referidas a una comunidad política que esta conformada por la ciudad y su Cabildo. Esta idea de pueblo es la que va a permitir convocar al Cabildo del 22 de Mayo, en la que se llama a “la parte más sana y principal de la población y los vecinos”.

La parte más “sana” de la población..
Sí con sana se referían en aquella época a que la persona sabía quienes eran sus padres y que esos padres eran españoles o criollos hijos de españoles, es decir no mestizos. Los vecinos además tenían que ser padres de familia y vivir en la ciudad. Es decir los solteros y las mujeres no eran vecinos, como tampoco quienes vivían en las afueras.

Quisiera preguntarle respecto a su labor ¿el historiador busca respuestas en el pasado?
No totalmente, la historia no puede dar respuestas, no es predictiva. Antes se creía que la historia era un ejemplo para poder entender el presente y predecir el futuro. Hoy sabemos que el futuro tiene mucho de contingencia y que no podemos pedirle a la historia que nos de las herramientas para construir el futuro.

¿Entonces qué podemos pedirle al trabajo de los historiadores?
Puede pedírsele que contribuya a comprender nuestro presente. Para eso lo que no se debe hacer es traer linealmente el pasado al presente. No debemos usar el pasado para justificar el presente. La dificultad está en comprender el pasado en su alteridad, en su diferencia, su especificidad, para entender mejor cómo desde ese pasado hasta este presente se fueron superponiendo y solapando los hechos. Hoy sabemos que los fenómenos del pasado tienen continuidad con rupturas, hay repetición con diferencias y no es una cuestión de causas y efectos. El pasado nos pertenece y somos responsables de él. La mejor manera de conocernos es indagando en ese pasado, respetando su especificidad.

Hay cuestiones que a pesar del trabajo histórico, no vamos a conocer nunca…
Así es, uno puede comprender el proceso histórico pero no se puede revivir la experiencia. Para situarnos en el tiempo pasado, necesitamos incluso de la literatura. Nosotros captamos momentos, fragmentos de esa experiencia, pero no podemos volver a vivirla. Lo más difícil del trabajo del historiador es saber dar cuenta de las alternativas y las incertidumbres con las que avanzaban esos hombres, que por supuesto no sabían como iban a terminar los acontecimientos. La experiencia de esos hombres nosotros la podemos reconstruir parcialmente. Lo fundamental es tener elementos para comprender los procesos reales que se dieron, distinguirlos de nuestro presente. Entender cuales fueron las particulares formas de su cultura política, las formas de hacer, de decir, de pensar, de producir de los hombres del pasado para poder comprender quienes somos.

De lo mucho que se divulga sobre mayo de 1810, usted debe advertir que a veces se configuran mitos a partir de simplificaciones o datos que son inexactos.
Sí, por ejemplo que se diga que Mariano Moreno es el primer desaparecido. Porque son cosas totalmente diferentes. Por supuesto que hay sospechas respecto a su muerte. Su propio hermano es el que abre el interrogante, en alta mar con la excusa de una medicación para el mal de mar que lo aquejaba, lo habrían envenenado. Pero de eso, a decir que fue el primer desaparecido, es cuanto menos una banalización del horror de la política de desaparición la dictadura de los años 70.

Con Fabián Herrero historiador especialista en la primera mitad del siglo XIX en la Argentina, también investigador del Conicet en el Instituto Ravignani, y profesor de la Universidad Autónoma de Entre Ríos, conversé sobre problemas en los que en su opinión, deben indagar los historiadores, más allá de la crónica de los hechos. “Hay temas centrales de historia argentina de los cuales no hay nuevas investigaciones, faltan trabajos renovados ”, dispara Herrero.

-¿Uno de esos temas es la Revolución de Mayo?
Creo que lo interesante es indagar en los problemas que abre la Revolución de Mayo. Había grupos civiles y militares, y la revolución es popular por el apoyo de las milicias. Sobre esto hay consenso entre los historiadores. Pero surgen problemas como por ejemplo, se sabe mucho acerca de algunos personajes como Mariano Moreno, sobre los que hay importantes especialistas como la doctora Noemí Goldman, (con quién conversé en las líneas de más arriba). Pero no se sabe lo suficiente sobre figuras como Saavedra.

¿Cómo es eso?
En los años 50 había dos posiciones contrapuestas. Una la de Roberto Marfany que señalaba que fue una revolución militar, que no fue popular, y la otra la de Carlos Segreti que decía todo lo contrario, que fueron civiles los que se pusieron al frente y que se trató de una revolución popular. Seguidamente Tulio Halperin Donghi es quien sintetizó estas dos posturas y plantea la “militarización de Buenos Aires”. Él dice que como consecuencia de la resistencia a las invasiones inglesas, habían surgido milicias populares y líderes entre los cuales el más importante era Cornelio Saavedra, y que esa militarización es lo que permite vehiculizar la revolución y por eso resulta que Saavedra es un personaje tan relevante.

¿Cuáles fueron las características de esa militarización?
Los ingleses invaden las costas del Río de la Palta, el virrey se escapa, abandona la ciudad y Buenos Aires tiene que hacerse cargo por sí sola de su defensa. Allí surgen milicias urbanas, hombres armados organizados, que ya no van a reconocer la autoridad de los españoles, y que empiezan a responder a lideres locales como Saavedra.

Usted dice que no se sabe lo suficiente de Saavedra ¿Esto tiene que ver con las elecciones de los temas de investigación de los historiadores?
Sí, porque suponemos que es del ala conservadora, pero es el que en realidad hace la revolución. Es paradójico que no se estudie al actor central. Y no se lo estudia por prejuicios. Es más simpático para todos hablar de Moreno, porque es el ala jacobina, el más decidido. Pero revolución hubo porque estuvo Saavedra. Los otros grupos más exaltados era menores, el que tenía el poder era él, y por eso es que es tan criticado.

Repasemos esas críticas que recibía Saavedra…
Se dice que era moderado, que no quería hacer la revolución, que supuestamente desde el mes de abril estaban dadas las condiciones, pero él demoraba porque quería esperar a ver qué sucedía en España. Pero Saavedra es el estadista, que espera al momento justo.

Se habla más de Moreno…
Sí, pero el Moreno revolucionario es el que va de mayo de 1810 hasta enero de 1811, cuando lo matan. Es decir son seis meses. Antes de eso era un funcionario del Cabildo, conservador, incluso reaccionario. Entonces el contrapunto de “Moreno revolucionario”, “Saavedra conservador”, hay que tomarlo entre comillas. Un año antes, Moreno participa de la sonada que hace el Cabildo y él está del lado conservador. El otro enigma es por qué después de la Primera Junta desaparece de la escena Saavedra.

Es cierto, ¿por qué se lo pierde de vista?
Si bien no está lo suficientemente estudiado, Halperin Donghi dice que la militarización de Buenos Aires hace posible una revolución urbana, que no es nacional. Iniciado el Gobierno Patrio, inmediatamente comienzan a armarse ejércitos para asegurar el proceso revolucionario, pero no va bien y comienzan a perderse las fronteras de Paraguay, Alto Perú, entre otras. Es así como durante todo el 1811 se demuestra que esas milicias que sirvieron para hacer la revolución, no sirven para sostenerla. Es así que en 1812 surge la profesionalización del Ejército con José de San Martín, Carlos María de Alvear que vienen de Europa. Por eso a Saavedra lo envían al norte y ya no se tienen noticias de él. Luego vuelve en el Directorio de Pueyrredón pero ya sin ser una figura de peso.

¿Qué cosa no vamos a saber nunca de aquel período?
Eso está determinado con tener o no acceso a fuentes, ese es el verdadero límite. Por ejemplo, en el campo de la historia económica en la colonia hay importantes trabajos sobre el comercio de la época y las redes de comerciantes. No obstante cuando el trabajo es serio, el investigador va a decir que el trabajo versa solo sobre un porcentaje, porque el comercio en la colonia se hacía en base al contrabando y de eso no hay papeles. Sí hay papeles oficiales, pero es solo una parte. Nuestro trabajo proporciona verdades relativas, cuestiones para analizar, en la historia no hay verdades reveladas.

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