A BRILLAR, MI AMOR
¿Plantas que brillan en la oscuridad y funcionan como alumbrado público? Parece ciencia ficción pero es una posibilidad que está mucho más cerca de lo que imaginamos.
Por Valeria Edelsztein
Muchos organismos son capaces de emitir luz a partir de reacciones químicas que ocurren en sus cuerpos. A esto se lo llama bioluminiscencia. No es puramente una cuestión estética o decorativa, por supuesto, sino que evolucionó como mecanismo de defensa, camuflaje, comunicación, reproducción e iluminación.
En el mundo marino la bioluminiscencia es bastante común, lo cual resulta lógico si consideramos que en el fondo, fondísimo del océano casi no llegan los rayos del Sol. Allí, en uno de los ambientes más oscuros de la Tierra, podemos encontrar medusas, estrellas de mar, tiburones y otros peces que brillan con luz propia. Se estima que más del 90% de las especies animales de la porción media y abisal del océano emiten algún tipo de bioluminiscencia.
En los ambientes terrestres, en cambio, el fenómeno es un poco más raro y se limita a hongos e invertebrados como las luciérnagas, y algunos escarabajos.
CON LUZ PROPIA
¿Cómo hacen estos organismos para brillar en la oscuridad?
En todos los casos la bioluminiscencia funciona más o menos de la misma manera: el organismo en cuestión posee una enzima llamada luciferasa que es capaz de acelerar la oxidación de una molécula que se llama luciferina. Esta luciferina oxidada (oxiluciferina) es la que emite luz. La luciferina cambia según el organismo y esa es la razón por la cual el color que se produce es diferente según la especie.
Otros animales, como algunas medusas, brillan gracias a fenómenos de fosforescencia y fluorescencia. Pero en estos casos, y a diferencia de la bioluminiscencia, necesitan recibir luz del exterior para luego producirla.
¿ES UN POTUS? ¿ES UN FAROL?
El sistema bioluminiscente luciferina-luciferasa es de mucha utilidad en el diagnóstico de la contaminación ambiental, el control de calidad de alimentos y la detección de microorganismos durante procesos de fermentación y en muestras biológicas. Pero el principal atractivo del sistema es su capacidad para producir luz sin gasto de calor, lo que hace que sea muy eficiente en términos de energía.
Un grupo de científicos muy “brillantes” (ja) tuvo una idea al menos interesante: transferirle a las plantas la capacidad de brillar en la oscuridad con el objetivo de reemplazar el alumbrado público. Suena atractivo si recordamos que, a modo de comparación, una lamparita incandescente utiliza eficazmente solamente un 10% de la energía. ¿Y cómo planean lograrlo? Utilizando ingeniería genética. El plan consiste en tomar el gen de una bacteria bioluminiscente e incorporarlo en una planta.
Esta idea no es nueva. En 1986 mediante un procedimiento parecido se logró que una planta de tabaco produjera la luciferasa de luciérnaga. El detalle era que tenía que ser alimentada con luciferina para poder brillar porque no podía hacerlo por sí misma.
Si bien se estima que las primeras generaciones de plantas no serán demasiado brillantes, los impulsores aseguran que esto irá mejorándose con el tiempo.
¿Se imaginan pasar por el vivero y llegar a casa con un ramo de rosas que brillan en la oscuridad?